Una obra de arquitectura hidráulica y castral del siglo XVI
Uno de los elementos más importantes en la estructura urbana de cualquier ciudad es su red de abastecimiento y reserva de agua, de la que los aljibes o cisternas son uno de sus elementos principales. Estas arquitecturas hidráulicas resultaban imprescindibles para satisfacer las necesidades de cualquier población, ya fuese una ciudad o un castillo.
El aljibe se constituye en un elemento imprescindible para entender la estructuración del espacio urbano, y su presencia siempre nos delata la función de la ciudad, siempre ligada a sus necesidades, tanto las propiamente cívicas, como las inherentes a su conservación desde parámetros militares.
Todas las alcazabas, fortalezas y castillos contaron con sus sistemas de captación de agua y almacenaje en los aljibes, cuya complejidad depende de las exigencias prácticas de su defensa y de las diferentes opciones técnicas aplicadas en su diseño y construcción. Los recintos fortificados de Melilla cuentan con varios aljibes, construidos principalmente en el siglo XVI, aunque en casi todos se produjeron importantes reparaciones durante el XVIII. El más conocido, amplio y monumental es el que formado por dos cisternas se terminó en época de Felipe II (1571), pero existe un aljibe anterior, hasta ahora prácticamente desconocido y que las fuentes documentales mencionan como “Aljibe Viejo”.
De esta última obra sólo teníamos escuetas noticias muy dispersas en la documentación del siglo XVI y también aparecía reflejado en varios planos entre los siglos XVII y XVIII. Por su parte la bibliografía sobre la fortaleza y los recintos fortificados de Melilla ha sido extremadamente parca sobre esta obra, y su existencia sólo es recogida en fechas muy cercanas. Por otra parte, salvo contadas excepciones, nadie pudo verlos al estar en el interior de unas instalaciones militares y aparecer su entrada cegada, hasta su descubrimiento público en enero de 2001. Este singular hallazgo se produjo como consecuencia de las obras de rehabilitación de las bóvedas del cuartel de Santa Ana, junto a la Puerta de la Marina, al demolerse un tabique detrás del cual apareció la entrada de acceso al aljibe.
RESEÑA HISTÓRICA DE LA OBRA.
No tenemos ninguna constancia documental de la existencia de un aljibe previo a la llegada de los españoles a Melilla en 1497, por lo que pensamos que no existía ninguno procedente de la ciudad musulmana o estaría destruido, ya que en caso contrario se habría reutilizado y restaurado. Pero en la ciudad sí que existían al menos dos pozos de agua potable que contaban con una noria para su extracción, realidad que se refleja en las fuentes documentales árabes de época medieval.
En los primeros años de la Melilla española las cosas no cambiarían mucho. Por un documento de 1498, sabemos que en el interior de la ciudad existían dos pozos, y que había otro en el foso, pero no se han encontrado referencias a cisterna alguna, obra por otra parte innecesaria al existir pozos de agua potable en el interior de las murallas.
Pero esta situación cambia a partir de 1525, y no porque desaparecieran los pozos, sino porque el emperador Carlos V ordenó que se redujese el perímetro de las murallas de Melilla a la mitad. La ciudad se dividió en dos y se replegó hacia la parte más alta del promontorio, quedando su límite en el actual foso de Santiago donde desde ese momento se empezó a construir la muralla de Tierra. Desde entonces, Melilla quedaba dividida en dos recintos distintos, uno cuya muralla venía a coincidir con la cerca islámica y que quedó como una especie de arrabal de la ciudad que se denomina en los documentos como Villa Vieja, y el otro llamado la Villa Nueva (posteriormente Primer Recinto) que por entonces empezaba a construirse. El problema es que los pozos estaban situados precisamente en la Villa Vieja o plaza de Armas, fuera de las nuevas murallas y quedaban por tanto desprotegidos. Esta decisión del Emperador ahorraba importantes sumas de dinero al reducirse el perímetro de los muros y baluartes que se debían construir y reparar, pero a la vez exigió la edificación de unos aljibes en el interior de la Villa Nueva donde poder filtrar y almacenar el agua para la población que por entonces era de unas 650 personas.
Fue éste un periodo intenso de obras en Melilla, y el 5 de diciembre de 1533 se contrató al maestro de cantería de la ciudad de Granada, Sancho de Escalante, para trabajar en ellas. Las obras que se encomendaron a Escalante fueron las murallas del frente de la Marina y las del frente de Mar, que faltaban para hacer inexpugnable el peñón rocoso. Estos trabajos son bien conocidos gracias a las memorias originales que se conservan en el Archivo General de Simancas, y sabemos que a Escalante se le encargó hacer una puerta de Mar (la puerta de la Marina), un revellín (el torreón de la Cal) y la muralla contigua que debía tener 2,7 metros de ancho y una altura de 7,8 metros. Escalante no dice nada del aljibe, pero el 21 de marzo de 1549, el ingeniero Miguel de Perea describía las obras: “porque hoy se acaba de cubrir el aljibe y todo el
lienzo que ba desde la mar hasta el cabo del puerto questa es obra de Sancho de Escalante”. Noticia que nos indica perfectamente el día en que se finaliza y el autor de la obra. También dice Perea que la muralla estaba bien, pero “hase de terraplenar todo hasta el dicho torrion, puedese terraplenar sin hacer ningun perjuicio al aljibe”.
La envergadura y complejidad de una obra de estas características nos mueve a pensar que se iniciaría poco tiempo después de la llegada de Escalante a Melilla, entre 1535 y 1540, pues su edificación se tenía que compaginar con la de otros edificios y las obras de las propias murallas. Como ejemplo diremos que las obras de los otros aljibes de Melilla, los principales, comenzaron en 1554 y no finalizaron hasta 1571, comprendiendo un periodo de 17 años.
Con respecto a las características de este primer aljibe, el capitán e ingeniero Miguel de Perea ya se había dado cuenta de un problema que le afectaba seriamente. Se había construido muy cerca de la muralla, y cualquier ampliación o ensanchamiento de ésta, afectaría a su estructura. Escalante había construido el aljibe aprovechando que esta zona de Melilla es la que presenta el desnivel más bajo de toda la ciudad. La pendiente que arranca desde la zona alta de la Concepción (actual museo militar) y que va a parar hacia la puerta de la Marina permitía que la escorrentía del agua de lluvia pudiera confluir, mediante canalillos que surcaban todas las calles en el decantador del aljibe. Este sistema lo encontramos documentado en una memoria donde se explica que cuando llovía se dejaba correr el agua sucia con las bocas de entradas al decantador cerradas y ya cuando la escorrentía había aclarado el agua de barro e impurezas, se abrían las bocas para que cayese directamente en los decantadores, también llamados albercas de decantación o desarenadores.
En este mismo sentido, una carta del gobernador José Frias de 29 de noviembre de 1677 decía que “no entrando dentro del casco de la ciudad los caballos sería el agua que entra en estos aljibes mas limpia”. Los aljibes también contaron con otros sistemas de alimentación como tubos de barro embebidos, llamados atanores, en algunos edificios que permitían canalizar el agua hacia el depósito. En las excavaciones que se llevan a cabo en la Casa del Gobernador, se han descubierto dos atarjeas de agua potable, revestidas de ladrillo, cuya dirección y declivio parecen dirigirse hacia la zona de los aljibes, pudiendo tratarse de canalizaciones que llevaban hacia los decantadores el agua de lluvia de la zona alta de la fortaleza o de las azoteas de una zona de la ciudad. Por último, los decantadores, que pudieron disponer de arenas de purificación, también servirían para verter el agua potable pero salobre que se extraía de la Plaza de Armas y que previo paso por el decantador podía transformarse en un agua más apta para el consumo de la población.
La toma superior de agua del decantador estaba al mismo nivel que tiene ahora la llamada plaza de los Aljibes, oculta debajo del edificio de la Maestranza (actual Escuela de Negocios). El techo o cubierta de la cisterna también está al mismo nivel de la citada plaza y su depósito se encaja verticalmente entre ésta y la puerta de la Marina. La estructura de esta construcción se realizó excavando primero todo su volumen prismático en la roca y posteriormente se fueron forrando sus caras de sillares, impermeabilizando su interior con el opus signinum propio de las cisternas, característico por su coloración roja.
Miguel de Perea siempre tuvo muy en cuenta la conservación de este aljibe, y las importantes obras que llevó a cabo desde 1549 a 1551 intentaron en todo momento respetarlo, tanto la que llevó a cabo en la muralla de Tierra que servía para protegerlo y la reforma de la muralla de Mar que no debía destruirlo. La forma y la capacidad de este aljibe nos la describe cuatro años después de su construcción (1553) el
nuevo ingeniero de Melilla, Juan de Zurita , quien nos dice que tenía planta cuadrangular de 7 varas de lado (5,85 metros) por 12 varas de profundidad (10 metros), dando un volumen interno total de unos 343 metros cúbicos. Sin embargo su capacidad real de almacenaje de agua era de 539 varas (se refiere a varas cúbicas) de 33 arrobas cada una (que aproximadamente son unos 286,95 metros cúbicos). También constaba de un decantador (que se situaba a su izquierda mirando desde la actual plaza de los Aljibes) de planta también cuadrangular pero de menor superficie. A su máxima capacidad aseguraba el sustento racionado para los 500 habitantes de la ciudad durante 284 días, si cada persona consumiera un azumbre de agua (2,0166 litros), excluyendo de este racionamiento la bebida de los animales.
Pero este aljibe de Escalante no debía ser suficiente para Melilla, porque tanto Miguel de Perea como el mismo Zurita escribían en sus informes repetidamente que había que construir otras cisternas. El 19 de abril de 1553, en una carta del Pagador de Melilla se deduce que las obras de la ciudad estaban concluidas, excepto los aljibes nuevos que los regentes de España habían ordenado hacer. Alonso de Gurrea escribía que no se podían hacer porque faltaba gente y posteriormente porque faltaba capitán director de la obra. En la misma carta de Alonso de Gurrea a la emperatriz Isabel señalaba “los dos aljibes que vuestra Alteza mandó que se hiziesen es cosa muy necesaria” , lo que determinó el inicio de su construcción y su finalización en 1571.
El gobernador Pedro Benegas de Córdoba en un documento de 1575 decía que “no tiene agua dentro de la fortaleza sino quatro aljibes, dos quedavan hechos nuebos quando yo salía de aquella plaça, que si están llenos podrán tener ambos” de 18 a 20.000 arrobas de capacidad, uno viejo que tendría de 4 a 5.000 arrobas de capacidad (que es el mas antiguo) y otro que estaba dentro de una casa que tendría unas 800 arrobas.
Sin embargo desde la construcción de los nuevos aljibes, las referencias a la obra de Escalante son muy escasas. Carecemos de datos durante el siglo XVII, aunque su planta rectangular con su boca de extracción de agua aparece nítidamente representada en un plano de 1604 y era denominado ya como Aljibe Viejo. En este plano no consta su estructura interna, al dibujarlo cerrado, lo que nos impide conocer el sistema de captación de agua y su circulación. De este dibujo parece deducirse que su bóveda de cubrición asomaba algo del suelo de la plaza. Finalmente señalar que en un plano de 1697 aparece en uso justo detrás de la muralla de la Marina.
En 1764 una memoria de Melilla nos describe que “para la recolección del agua llovediza” disponía de un aljibe de 4.993 quintales y 92 libras (unos 290 metros cúbicos), “aunque éste está al presente por sucio sin huso”. Este documento nos permite saber que la capacidad del aljibe era prácticamente la misma después de 200 años y que su estado por entonces era de cierto abandono.
La reforma del aljibe a finales del siglo XVIII. Sin embargo a finales del setecientos esta obra va a sufrir una importante reforma. Por estas fechas se acometió la transformación de todo el lienzo de la muralla de la Marina que fue rehecho desde sus cimientos debido al mal estado y desplome de la propia muralla. Estas obras afectaron a la vieja cisterna al estar excesivamente cercana al viejo muro. Desde un primer momento el planteamiento de todos los ingenieros que participaron en las obras fue respetar el aljibe viejo e integrarlo en la nueva construcción: “elevando el piso de la proyectada 5 pies (1,393 metros) para no perjudicar en nada el Algive existente obra interesante en todo tiempo”. En 1791, el ingeniero José de Ampudia estudia un proyecto de reforma de toda la muralla y nos dibuja un interesante perfil del aljibe, que sin duda corresponde minuciosamente con la obra que Escalante construyó en 1549. Ampudia nos dibuja una cisterna cuadrangular de 5,7 metros de lado y una altura desde el fondo a la clave de 12,9 metros (419,12 m3), aunque si nos atenemos a su capacidad real solo tendría una altura máxima de unos 10 metros de alto (324,9 m3.), medidas que vuelven a coincidir con las aportadas por Zurita en 1553, lo que nos demuestra que no se había modificado en sus líneas generales desde entonces. El aljibe que dibuja Ampudia parece tener su cierre superior recto, en dintel, cosa bastante improbable, o bien disponía de una bóveda en sentido transversal a cómo está hoy día, por lo que no aparece la curva del arco en el dibujo. En la leyenda del plano aparece marcada una escala (escalera) para facilitar la limpieza del interior del algibe, que partía desde la misma plaza donde se situaban los aljibes. En el interior de la cisterna, todavía se conservan las hendiduras en los sillares (junto a las gárgolas de salida del agua) que permitían la disposición de tablazón de madera para las labores de mantenimiento.
Las obras definitivas de reconstrucción del lienzo de murallas fueron aprobadas en 1793, y consistían en demoler todo lo existente y elevar todo el conjunto que comprendía cuatro niveles contando desde el exterior de las murallas: un primer nivel de cuevas al nivel de la zona del puerto; un segundo nivel donde se construiría un cuartel con bóveda paralela a la muralla, llamado cuartel de Santa Ana y desde el que se accede al aljibe viejo integrado ya en el conjunto; un tercer nivel, con bóvedas perpendiculares a la muralla correspondiente a la nueva Maestranza, con acceso desde la plaza de los Aljibes (curiosamente el suelo de esta Maestranza fue elevado más de un metro con respecto al edificio anterior para no afectar a la parte superior del aljibe) y, finalmente, el cuarto nivel corresponde a la batería de San Felipe situada en su parte superior. En suma, una estructura compleja totalmente nueva realizada a finales del siglo XVIII y que conservaba en su interior, como una reliquia, el viejo aljibe del siglo XVI, volviendo a demostrar el sincretismo que la
arquitectura militar representa en Melilla.
Un plano anterior a 1793 muestra los momentos previos a las obras de reforma: se ve como la zona que ocupa el aljibe iba a ser edificada totalmente, y en la misma plaza se encontraba una puerta con escalera de bajada para facilitar su limpieza. En el citado proyecto, figura una oquedad de forma circular en uno de los muros interiores de la nueva obra, con la finalidad de permitir la extracción del agua potable. Esta oquedad se situaba en un vértice de la cisterna, concretamente en el lado contrario a donde se encuentra en la actualidad.
En 1797 el ingeniero Vicente Boado ya nos muestra un plano general de toda la obra finalizada, y podemos ver perfectamente la planta del aljibe (G) y a su izquierda el decantador (H), que aparece en el plano como “recipiente donde se deposita el agua sucia”, pasando el líquido después de haberse purificado desde este decantador al depósito propiamente dicho. En una de las caras de la cisterna se conservan las tres gárgolas o caños de sillería (en forma de media caña) por donde el agua ya depurada pasaba al depósito general. Este decantador está exactamente situado bajo la entrada a la nueva Maestranza.
La estructura del aljibe fue respetada en lo general pero las obras exigieron una importante reforma en su cubierta, al tener que adaptarse para soportar un gran peso, puesto que encima se construiría el edificio de la Maestranza y sobre éste una batería de cañones. La cubierta original fue sustituida por una combinación de bóveda y arco que reforzaban totalmente su estructura. En uno de sus lados paralelo a la
muralla se construyó un arco rebajado de rosca de ladrillo de gran solidez sobre el que descansaba una bóveda de cañón en ladrillo también paralela a la muralla. La obra no afectó a las gárgolas de salida de agua del decantador, pero visualmente determinó que aparezcan hoy día descentradas sobre el muro, debido a que la bóveda no se construyó simétricamente sobre la planta del aljibe.
Estas obras, características de muchas de las intervenciones que podemos ver en la Melilla del siglo XVIII, posibilitaron que el aljibe pudiera integrarse sin problema alguno en esta estructura defensiva que quedaba totalmente concluida para finales de siglo. Los sistemas constructivos de bóvedas sobre arcos de descarga tienen remotos antecedentes que nos remitirían a soluciones empleadas desde época
bizantina, y que los ingenieros militares empleaban funcionalmente en el siglo XVIII.
Sin embargo, todavía queda de forma muy confusa una última referencia sobre esta interesante obra, cuyo estudio hasta el momento nos ha desconcertado. La razón es que en 1800 Antonio Villalba nos señala que “contiguo a ella y a su mismo nivel (la Maestranza) se profundiza un aljibe que puede contener 42.400 arrobas de agua” (684 metros cúbicos). La nota de Villalba no se atiene al estado actual de la cisterna, puesto que para contener esa cantidad de agua debería haber tenido una profundidad de 21 metros, por lo que deducimos que se trata de un proyecto que no se llevó a cabo, puesto que con esa capacidad la profundidad de la cisterna sería el doble de la actual. En esta línea, cuando Pascual Madoz escriba su Diccionario Geográfico Estadístico Histórico (1848), reseña la existencia del aljibe, pero ofrece los datos ya conocidos de la memoria de 1764.
El siglo XIX fue sin embargo la centuria del olvido de esta cisterna o de su falta de uso definitivo. En un plano de 1864 del ingeniero Francisco Roldán no aparece dibujado ni señalado, quedando su volumen como un hueco ciego en un plano de toda esta obra de la muralla sur y almacenes. Esto puede indicar que ya estaba clausurado, aunque también vemos en el piso superior como la oquedad para sacar el agua se había trasladado al vértice más cercano a la pared de la Maestranza que mira a la plaza.
A finales del siglo XIX el aljibe estaría ya sin uso puesto que la ciudad desde 1893 comenzaba a expandirse y las necesidades de agua potable para la población serían cubiertas con otros medios. Desde entonces, el aljibe se convirtió en una obra inútil y difícil de utilizar para otros fines debido a su ubicación y a su profundidad. Por otra parte, el uso de las bóvedas de la Maestranza y de Santa Ana para albergar cuarteles motivó que se tapiara su entrada y el olvido se adueñara de su existencia. Y así permaneció hasta enero del año 2001, fecha en la que se acomete un proyecto de restauración de estos espacios , que permitió recuperar el aljibe tal y como aparece en la actualidad. Las mediciones llevadas a cabo ese mismo año gracias al citado proyecto, nos ofrecen los mismos datos que ya describía Zurita en 1553, una planta cuadrangular de 5,65 metros por 5,90 metros, y una altura máxima del suelo del aljibe a la clave de la bóveda de 12,60 metros, aunque la altura del depósito propiamente dicha rondaría entre 9,50 y 10,10 metros.
La tipología de este aljibe hunde sus raíces en las cisternas hispanomusulmanas, su factura nos sitúa en las técnicas constructivas del siglo XVI y su reforma nos ilustra perfectamente sobre el dominio conseguido por los ingenieros del siglo XVIII sobre las grandes superficies abovedadas en rosca de ladrillo. El conjunto de sus formas y su historia es por tanto un ejemplo de la síntesis que la funcionalidad exige de
una arquitectura hidráulica como la que hemos descrito en este artículo.